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Foto del escritorAndre Casagrande

Una semana santa diferente


No se ve ni una mosca (¡Maldita pandemia!)

RELATO EN PRIMERA PERSONA

Mi llegada a Curacautín no fue gran cosa, en un principio iba a ser para mi documental, pero como están las cosas por la cuarentena me saldrá imposible, en cambio este viaje me servirá como reflexión para descansar en un momento que no estamos para salir.


Pero como les decía, vale la pena descansar un poco.


Aunque los motivos se debieron que ese miércoles tuve que sacar permiso y con la compañía de unos amigos me fui de El Tropezón al Centro de la Piedra de Reunión.


Mi llegada fue tranquila, mientras mis amigos estaban en el supermercado, yo aproveché de dar una vuelta por las calles llegando a O'Higgins con la ponderada plaza de armas, con sus bellas araucarias tipo macho, su glorieta y al frente muchos locales.


La vista de la Municipalidad desde un ángulo donde antes estaba el Puelche y ahora está el Mall (Plaza) Chino

Entre ellos está el ponderado Mall Chino, que se ha vuelto furor para los curalovers (Pese a la pandemia) con tal de encontrar productos impresionantes a diferencia de lo que hay en Temuco, a un costado está la municipalidad que hace unos meses fue siniestrada pero que en un esfuerzo se está reconstruyendo gracias al granito de arena que aportan en la alcaldía.


Una vista al municipio, que está en proceso de restauración

Sí, aún así sigue estando con los rayados de el Mes de la Mujer, esto me recordó lo del asesinato de una joven a manos de un desalmado todas en colores pastel (sobre todo en rosado, el color del feminismo)


Mi ruta prosiguió hasta más al oeste de la calle, en donde pasé primero en (Farmacia) La Humanitaria donde estaba el dueño, el Señor Araneda. Este caballero conocía bien a mi padre y se especializa en la venta de productos farmacéuticos como de primera necesidad. Compré en ese local un alcohol gel que necesitaba porque estaba corto de un personal.


Más abajo pasé por la Casa Sigmund y el Cordillera, hice mi parada luego por Sandober donde mostré mi permiso, el local tenía muchas variedades, compré algunos engañitos para donde yo estoy alojando.


Después de todo, me volví a reunir con mis amigos y regresamos felices hacia El Tropezón que es en donde está mi centro de concentración, espero volver con más historias por lo que va en Semana Santa, obviamente cumpliendo los protocolos para evitar que el coronavirus me juegue una mala pasada.


AGRADEZCO A DON CARLOS MOTRÁN GARRIDO POR INVITARME A ESTA VELADA EN SU CASA, IGUALMENTE A SEBASTIÁN, FABIOLA Y JOAQUIN POR AYUDARME CON LAS MOVILIZACIONES

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