Realmente la era de la modernización está haciendo que los negocios pequeños (Sobre todo los tradicionales) estén llegando a su fin. Da pena que un gran esfuerzo que tuvieron estos lugares ya esté por despedirse.
El Señor Araneda hizo que en un década, la Farmacia La Humanitaria fuese un punto de encuentro para el que necesitaba remedios ya sea por un resfriado, tos, fiebre, gripe, entre otras enfermedades. Los productos de belleza en un armario de madera con llave, el reloj de Mejoral que estaba sin funcionar, su caja registradora de madera y su querido ayudante, Don Rosarino que era como un aprendiz de farmacéutico.
Es por eso que nos ponemos a pensar lo siguiente: ¿lo tradicional está por desaparecer? ¿La modernización está dando una triste sepultura a lo tradicional?
Es triste, pero cierto. Otros negocios que desaparecieron fueron la Casa Providencia que vendía productos de belleza y plásticos, la Casa Sáez que vendía casimires y telas, los Supermercados Acuarela (La cadena nuevaimperialina que se ganó el amor del curacautinense), Italia y Arauco, la Zapatería Nome, la Botilleria El Puelche, por nombrar otros (la lista puede ser larga pero es larga de verdad) que ya han sido historia en la Piedra de reunión.
Esto es triste, pero cierto. No sabemos si llega una cadena farmacéutica grande como Cruz Verde, Salcobrand o Ahumada, o otra cosa. Pero es la pura verdad, no hay modernidad que llegue y que ahora mata al comercio menor.
Lo que no olvidemos que Araneda nos regalaba vitaminas C si nos portabamos bien, cosa que no ocurre en otra farmacia de la comuna, ni en otra parte más.
Aquí un pequeño videito de Don Araneda contando la triste noticia:
Lo digo y lo digo hoy: ¡Vuela alto, La Humanitaria!
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