Para muchos de los turistas que viajan hacia Malalcahuello les es un beneficio saber de del oeste al este, al momento de entrar al pueblo hay un hito que muestra una piedra con un santito en medio de la carretera, este vestigio nos cuenta un hecho que nos demuestra una leyenda: la de Piedra Santa (Petricura).
Corrían muchos años, y los excesos de diversión y caña que había en la zona, hicieron que ese punto de encuentro se trasformase en un lugar de vicio.
La parafernalia empezó cuando un grupo de mocetones embebidos de alcohol, se alojaron en la vivienda de un araucano, padre de familia, se dedicaron a la parranda, pretendiendo conquistar, bajo los efectos del alcohol a Millaray, la hija mayor del dueño de la pensión.
Una noche, quisieron ultrajar a Millaray de 17 años. Pese al auxilio que pedía, todo fue en vano… los huéspedes malvados hirieron seriamente a la familia. La joven quedó asustada de tanta violencia por lo que huye de la vivienda.
Millaray corrió sin un rumbo determinado, pese a que sus malhechores la seguían con casi torpeza de los grados de alcohol que han tomado, pero esto tomó una persecución en medio de Pehuencura, el superior del vado. Quien a ras de defender a Millaray se estremeció como una mole de piedra y escarcha y como un volcán a medio de erupcionar, y entonces de golpe… ¡Los malandrines habrían muerto!
De ahí puro silencio, la piedra se formó en un santo.
Y es así cuando una historia bastante terrible que tuvo por lo menos un final feliz, se ha trasformado en una leyenda utópica que nos demuestra, el grado de maldad que sin embargo la valentía de ambos formaría parte de una esperanza: de que hay salvadores en la naturaleza en nuestra piedra de reunión.
Extracto del libro Cien Años Entre Volcanes y Araucarias, con resumen y adaptación de parte de Andre Doussoulin Casagrande.
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