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Foto del escritorAndre Casagrande

La historia de Pehuencura

Estimado cibernauta, no es mucho que decir que los orígenes de parte de la Piedra de Reunión han sido bastantes fanales en absoluto. Pero también hay que dudar de un cierto soluble que nos hace la pregunta: ¿De qué trata Pehuencura?

Cuenta la leyenda que cuando murió Cherruve, uno de los loncos más importantes de la Cordillera de la Raíces y el Valle del Cautín siendo el amo del fuego y de los volcanes, hizo temblar la Hería y levantó bocanadas de humo y cenizas desde la cima del Volcán Llaima. Algo que no era habitual, y es que, en el pasado, había sucedido algo similar, pero en este caso a la muerte del jefe, se expiraba la vida del volcán, como lo ha sido Tolhuaca y el Lonquimay (Que este ultimo dispararía sus cenizas unas décadas después)

Había que escoger un nuevo jefe y que muchas de las comunidades llegaron para rendirse a sus pies del volcán parte de sus tributos y agradecimientos a Ngenechen, que les había dado el mapu, la tierra madre, y todo lo que ella producía.

Venidos de distintos puntos de la Araucanía, la luna les indicó el lugar adecuado que era Curacahuín, que en donde los loncos que presidian los diversos ayllarehues y lofs de la extensa región se reunieron por varios días hasta que por fin se decide quien será el joven mapuche merecedor de continuar con el legado de su sabio antecesor, y esa herencia la tendría Peñicura.

De ahí, muchos de los seguidores de ese dios hacían intercambios de bienes para mostrar su afecto, eso conocemos como trueque.

Ngenechen hacía posible ese intercambio y les habla mucho de sus amigos. Aunque lo que les contaré en otra ocasión les partirá el corazón a todos, sobre todo a Peñicura.

¿Les conté antes lo que Ngenechen? Pues esto nos mostrará una historia que para mucha cuenta la leyenda de algo que entristeció en absoluto… y en el cual Peñicura sería el sucesor de Cherruye, el antiguo lonco en el cual tendría algo que lo cambiaría por el resto de su vida

Entre los forasteros asistía Maritén, una hermosa muchacha de esbelta figura, que le recordó a la hija que tuvo Cherruve, era tanto ese delirio que hizo que el amor se le brotó por las venas y que la decide convencer de que se reuniesen para conocerse, era cuando abandonaron el cahuín, en el cual mostró la principal coquetería en su perfecta adaptación.

De ahí, los dos hijos del pehuén se toman de las manos… pero la separación se estaba pululando, que hizo que se separasen sin saber que podría pasar.

Peñicura, ya hincado junto a un árbol ocultaba sus temores de ver de nuevo a su pareja, era tanto que, en un impulso irresistible, viró su cuerpo y al instante grita… ¡MARITEN! Su voz quebró el aire y convertida en una flecha salvaje se hundió en el corazón de todos cayendo en sus rodillas solo pudo decir un ¡¡NO!! Desesperado en una voz que más parecía un quejido.

Era tanto que su furia generó una serie de caos en la zona, un relámpago unido al granizo de una feroz tormenta sacudió, por horas la cuenca del Bío Bío, que parecía no tener fin.

Y era cuando asumió que no la vería jamás.


El dolor que sufrió Peñicura en lo que nos concluye, en fin, denomina que se formó como un gigante que crearía lo que conocemos como Pehuencura.


Extracto del libro Cien años entre Volcanes y Araucarias, con adaptación de parte de Andre Doussoulin Casagrande.

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