(RESUBIDO A WIX DE NUESTRO VIEJO BLOG)
Espero que se no se hayan olvidado de nosotros, en fin esta es una de las otras historias que nos remontan al pasado que tuvo la “Piedra de Reunión”. Pero si me recuerdan tiempos en que vivía en el Fundo Pidenco, una localidad que se destinó en sus tiempos para la madera y el pastoreo. Sin embargo, los orígenes fueron bastante peculiares.
¿Se acuerdan cuando estuve charlando con mi abuelo paterno? Bueno, aquí a continuación les contaré los orígenes de cómo nace este fundo.
A inicios de los Siglo XX, eran tiempos en que el carnero era un bien bastante preciado para los empresarios y fue cuando Luis José Manuel Balmaceda Doussoulin Heyries, se hizo cargo de Pidenco cuando su padre Ludovico en compañía de sus vecinos como Pablo Ruedi decidieron hacer una propia asociación.
Don Pedro Fabres tenía en Chillán, una barraca de maderas. Esto hizo que creciera una gran demanda en venta de maderas que estaba a punto de desaparecer (Recordemos que no existían las grandes madereras) y es que en el sur había una gran cantidad de árboles que fue lo que hizo toda esa gente se fuera a Curacautín. Esto hizo que Fabres estuviese con aprietos económicos, pese a que heredó la hijuela de su padre.
Fue cuando Don Luis pudo acceder por una ecuación traída por Fabres. Lo cual terminó en una misión de entregar maderas e hizo que un desarrollo mayor de la producción se hiciera presente para un gran crecimiento para depósitos en bancos.
Don Luis pidió entonces a Ruedi que comprase las carretas e hizo que le vendiera las maderas. En conclusión, hizo que recibiera dicha tierra y es que así nace el Fundo Pidenco.
P.D.: No he podido encontrar fotos de referencia al respecto, pero muy pronto espero que mi abuelo me traiga más información para compartirla en mis próximas ediciones.
Agradecimientos a Raúl Doussoulin Worner por aportar información.
Comments